jueves, 12 de agosto de 2010

El día.

    Sí, hablo de aquellas consecuencias de motivos abstractos desconocidos para la mente humana. Cominezo por informar de mi inminente presentación a septiembre para aprobar las no superadas... con ello, me mantengo cual pringado, desaprovechando el verano sin apenas disfrutar un ápice de la playa ni piscinas ajenas. Cancelar planes es mi decisión, todo sea por aprobar, esperemos, si no, ya me tengo reservado un destino mejor fuera de este mundo. 

  Bien, pues... mientras yo me deleitaba estudiando y atendiendo a las lecciones de mi profesor, vibró violentamente mi móvil, no sé si para avisarme de una llamada, mensaje o desgracia. Pues se trataba de mi ex, que se había decantado por mandarme un mensaje y proponerme una quedada de esas cafeteras... Yo todo dispuesto le envio otro tras finalizar la clase diciéndole que por su puesto, que propusiese el día que a ella le viniese bien y que ya diría si podía.

  Tras haber finalizado las clases, aparte, en eso que cogí sosegadamente mi coche y me dispuse a poner buena música que me despejara un poco la mente y, ¡menudo despeje! la ostia... En eso que llegando a mi casa, no se me ocurre otra cosa que mirar un momento mi jodido careto en el espejillo, vuelvo la mirada al frente y ¡aiba! ni tiempo de frentar ya se había incrustado un neumático (de esos que llevan enganchados por detrás los Suzukis) en el capó, hundiendolo de lo duro que era la mierda del neumático. Sin querer asociarlo, preferí cancelar la quedada con mi ex, quizá para cuando me vuelvan a ir bien las cosas... o mejor no, que duren un poco más si eso.

  Y efectivamente, mi suerte experimentó una mínima alteración en su curso. Dicho así, me disponía a ir de nuevo a estudiar, como no, y una vez llegamos mi amiga y yo para aplicarnos en la biblioteca observé mis dos euros de cuatro que tenía, pensando que se los debía por el redbull de ayer, y de buena gana le di el dinero el cual rechazo pero, con mi proposición de "o lo aceptas o me lo quedo, no repito", acabó por aceptarlos. Ya con dos euros menos nos dirigimos a la zona de la cafetería donde metería mis dos euros restantes por una rejilla que llevaba a la nada, es decir, se habían perdido por el trayecto de camino al cuentamonedas. Mosqueado, de un manotazo arranqué de cuajo la cubierta de la rejilla y para mayor sorpresa, al intentar ponerlo, observé que algo brillaba por el agujero de abajo a la rejilla, el cual permanecía antes escondido bajo la cubierta de plástico que acababa de cargarme... con pericia, armé un invento crucial para la recolección de monedas, cogí el bolígrafo más largo que tenía, fixo y un palito de plástico de los del café y, urgando, cayeron mis dos euros casi perdidos en el vórtice de la máquina esprendedora y pensé, ¿Y si urgo más?... cinco con cincuenta que acabaron cayendo y, que podrían haber sido seis por que alguna que otra moneda se coló por el agujero equivocado.

  Más contento que disgustado, llamé a un buen colega tras terminar de estudiar, y quedamos para ir a tomar unas copas por "el barrio" una zona de fiesta de Alicante, exactamente al Desdén. Y os preguntareis, ¿es que te sucedieron MÁS cosas? sí. Andando por el barrio nos topamos con un conocido que, a su vez, iba con un buen chaval que había organizado una fiesta con su gente en un local, "La Galería" de ambientación rapera-reggae y tenía en su bolso carteles que había ido pegando para promocionar la fiesta. Así, tras haber tomado unas copas y tal, al salir quiso pegar otro cartel, en el cual le ayudé a poner unos trozos de fixo y cuando me quise girar escuché, ¿sabeis que son quinientos euros por cabeza? la policía... pero bueno, al igual que nos digeron eso, también digeron que al ser la primera vez que nos veían que lo respetaban, pero que no nos volviesen a ver... Y me fijo, y uno de los policías era un conocido mío, "¡Che, Angel!" le dije cuando, con cara de asombro me contestó, "Joder David, ¿tú con esta gente?" ahí ya intenté explicarme diciendo que no era lo que parecía pero, claro, ¿qué iba a decir? ¿que los acababa de conocer y que le estaba ayudando mínimamente a pegar un cartel y que no había puesto ninguno más? "venga va..." sí, eso es lo que me contestó. Pero bueno, para que veais que lo que no te pase en un año, se te puede acumular derrepente en un día, en un jodido día...

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