martes, 16 de marzo de 2010

¡Admirables transportes!

  Hoy, he probado aquello propio de porteras, me he infiltrado de vuelta a casa en un autobús , digo infiltrado por que tengo coche, y me he puesto a escuchar ciertas conversaciones ajenas, no con el ánimo de cotilleo, no, ni mucho menos... sino, de curiosidad por el comportamiento humano. De lo más curioso ha sido la alegre charla que dialogaban un simpático profesor y su ex alumna favorita. -"Jaime no ha cambiado nada... lo ves ahora y está exactamente igual..." dijo la alumna sonriendo, -"¿Igual de enano?" bromeó el profesor con nostalgia, -"Sí, eso es por que fuma, que ahora a todos les ha dado por fumar y así van..." dijo la alumna. ¿Cómo que....? ¿Cuándo...? vaya... no tengo palabras, me quedé mirándola fijamente hasta el punto de haber podido intimidarla... Otro caso llamativo puede ser el de la típica "señora pomposa", sí, en efecto, aquella que sin hueco rastriega su "diminuto" trasero sin importar quién. Luego están las educadisimas señoras mayores... de esas que pasean las bolsas del mercadillo por doquier y, si por ellas fuera, se extinguirían las expresiones, "por favor", "lo siento" es más, si no eres correcto con ellas, ¡te deboran vivo con la mirada! y  te acosan con sus amigas diciendo cosas como, -"Esta juventud..." y, -"¿estos van a cubrirnos la pensión?". También me ha llamado la atención una joven rabalera, ¿he dicho joven? pues tendría mi edad... que  balbuceaba, a mi entender, sobre las broncas con "su peñica". Aunque, supongo que será como todo, "perro ladrador, poco mordedor"... Toda una odisea, ¡sí señor! ¿Para qué queremos el cine, libros, zoológicos y demás teniendo autobuses?