domingo, 10 de abril de 2011

Esclavo de la esperanza

  Observando como las oportunidades vuelan y las desgracias a mí se pegan, cada paso retrocedo dos.
  Esclavo de unos cuantos grados con hielo, caigo en el instinto dejando fluir mi mente por el cielo...
  Pero no es cuestión de grados ni de gramos. Sino de hallar respuestas con las manos.
  Cada vez más hundido confío en que hallaré el camino. Pero no es más que esa falsa confianza la que a mí me pierde junto al vino.
  Cambiar, rebobinar, resetear... son conceptos que para mí no existen, pues no podré borrar pasos de fuego grabados en un camino de acero. 
  Solitario como un lobo sigo esclavo de la esperanza. Caminando a tientas por la oscuridad sin volver la espalda.

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